Día de la Poesía: los poetas más influyentes de la historia

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Día de la Poesía

Hoy se celebra en todo el mundo el Día de la Poesía, y por esta razón hemos querido recopilar a algunos poetas que han sido muy importantes en el mundo de la poesía, así como algunos de sus poemas más conocidos.

La poesía nació en la época de la Antigua Grecia, destacando Homero, quien escribió “La Ilíada” o “La Odisea”, obras que inspiraron a filósofos como Platón o Aristóteles a escribir sobre ella para entenderla. Fueron estos los que hicieron las distinciones entre los distintos tipos de poesía, como la épica, el drama o la lírica.

Han sido muchos los poetas que han tenido éxito durante nuestra historia, pero como no podemos escribir sobre todos ellos, hemos escogido para celebrar el Día de la Poesía a unos pocos que son considerados como los más influyentes.

Día de la Poesía

El primero es Pablo Neruda, que destacó por sus obras “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, “España con el corazón” o “Los versos del capitán”. Su poema más famoso se titula “Poema XX”, y dice así:

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,

mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,

y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

El segundo poeta que encontramos en esta lista por el Día de la Poesía es César Vallejo, poeta peruano que destacó por sus obras “Los heraldos negros”, “Trilce” o “Poemas humanos”. Su poema más famoso es justamente el primero que hemos mencionado:

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

El tercero es Gustavo Adolfo Bécquer, cuya obra poética más importante fue “Rimas”, una recopilación de todas sus obras que hicieron sus amigos tras el incendio de su casa, donde perdió todos sus escritos. Uno de los poemas que aparece en este recopilatorio es esta: 

¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas

en mi pupila tu pupila azul,

¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?

Poesía… eres tú.

El cuarto es Federico García Lorca, uno de los poetas más grandes de todos los tiempos, que destacó por poemas como “Poemas de cante jondo”, “Romancero gitano”, o “Bodas de sangre”. Un trozo de este último dice así:

Cisne redondo en el río,

ojo de las catedrales,

alba fingida en las hojas

soy; ¡no podrán escaparse!

¿Quién se oculta? ¿Quién solloza

por la maleza del valle?

La luna deja un cuchillo

abandonado en el aire,

que siendo acecho de plomo

quiere ser dolor de sangre.

¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada

por paredes y cristales!

¡Abrid tejados y pechos

donde pueda calentarme!

¡Tengo frío! Mis cenizas

de soñolientos metales

buscan la cresta del fuego

por los montes y las calles.

Pero me lleva la nieve

sobre su espalda de jaspe,

y me anega, dura y fría,

el agua de los estanques.

Pues esta noche tendrán

mis mejillas roja sangre,

y los juncos agrupados

en los anchos pies del aire.

¡No haya sombra ni emboscada.

que no puedan escaparse!

¡Que quiero entrar en un pecho

para poder calentarme!

¡Un corazón para mí!

¡Caliente!, que se derrame

por los montes de mi pecho;

dejadme entrar, ¡ay, dejadme! (A las ramas.)

No quiero sombras. Mis rayos

han de entrar en todas partes,

y haya en los troncos oscuros

un rumor de claridades,

para que esta noche tengan

mis mejillas dulce sangre,

y los juncos agrupados

en los anchos pies del aire.

¿Quién se oculta? ¡Afuera digo!

¡No! ¡No podrán escaparse!

Yo haré lucir al caballo

una fiebre de diamante.

Rubén Darío es otro poeta importante que no podíamos dejar pasar en este Día de la Poesía. Entre sus obras destaca este “Cantos de vida y esperanza”, del que un fragmento dice así:

En mi jardín se vio una estatua bella;

se juzgó mármol y era carne viva;

un alma joven habitaba en ella,

sentimental, sensible, sensitiva.

Y tímida ante el mundo, de manera que,

encerrada en silencio, no salía

sino cuando en la dulce primavera

era la hora de la melodía…

Hora de ocaso y de discreto beso;

hora crepuscular y de retiro;

hora de madrigal y de embeleso;

de “te adoro”, de “ay” y de suspiro.

Mario Benedetti es otro de los poetas más influyentes. Entre sus poemas más famosos se encuentran “Hagamos un trato”, “Enamorarse y no” o “Lo que necesito de ti”, que dice así:

No sabes cómo necesito tu voz;

necesito tus miradas

aquellas palabras que siempre me llenaban,

necesito tu paz interior;

necesito la luz de tus labios

¡¡¡Ya no puedo… seguir así!!!

…Ya… No puedo

mi mente no quiere pensar

no puedes pensar nada más que en ti.

Necesito la flor de tus manos

aquella paciencia de todos tus actos

con aquella justicia que me inspiras

para lo que siempre fue mi espina

mi fuente de vida se ha secado

con la fuerza del olvido…

me estoy quemando;

aquello que necesito ya lo he encontrado

pero aún ¡¡¡Te sigo extrañando!!! 

Por último, y para terminar de rendir homenaje a la poesía durante el Día de la Poesía, no podíamos olvidarnos de Antonio Machado, poeta sevillano, es el autor de una de la obra literaria más importante. Entre sus tantas obras, destacan “Soledad. Galerías. Otros poemas” y “Antología Poética”. Así dice su poema “El viajero”:

Está en la sala familiar, sombría,

y entre nosotros, el querido hermano

que en el sueño infantil de un claro día

vimos partir hacia un país lejano.

Hoy tiene ya las sienes plateadas,

un gris mechón sobre la angosta frente,

y la fría inquietud de sus miradas

revela un alma casi toda ausente.

Deshójanse las copas otoñales

del parque mustio y viejo.

La tarde, tras los húmedos cristales,

se pinta, y en el fondo del espejo.

El rostro del hermano se ilumina

suavemente. ¿Floridos desengaños

dorados por la tarde que declina?

¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

¿Lamentará la juventud perdida?

Lejos quedó -la pobre loba- muerta.

¿La blanca juventud nunca vivida

teme, que ha de cantar ante su puerta?

¿Sonríe el sol de oro

de la tierra de un sueño no encontrada;

y ve su nave hender el mar sonoro,

de viento y luz la blanca vela hinchada?

Él ha visto las hojas otoñales,

amarillas, rodar, las olorosas

ramas del eucalipto, los rosales

que enseñan otra vez sus blancas rosas

Y este dolor que añora o desconfía

el temblor de una lágrima reprime,

y un resto de viril hipocresía

en el semblante pálido se imprime.

Serio retrato en la pared clarea

todavía. Nosotros divagamos.

En la tristeza del hogar golpea

el tictac del reloj. Todos callamos.

Os deseamos un feliz Día de la Poesía.

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